La prolífica arquitectura de Henrique tiene dos hitos que considero sumamente
importante tener presente, ellos son: El programa experimental de viviendas de Valencia
y el Pabellón de Venezuela en la Exposición de Sevilla 92.
Debe considerarse que el Pabellón de Montreal lleva la impronta del maestro Carlos Raúl
Villanueva que, junto al Pabellón de Sevilla, conforman la manifestación más firme del
potencial de Venezuela en cuanto al nivel de su arquitectura y su potencial industrial.
Con la propuesta del Pabellón de Sevilla, demostró Venezuela que cuando se establece
sinergia entre industrias, sus aplicadores e industriales (endógenos) y estructuras de
investigación como el Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC-
UCV), se tiene suficiente fortaleza para el desarrollo industrial. La propuesta y la
ejecución de este edificio tiene su producción de la superestructura totalmente hecha en
Venezuela, montada en barcos e instalada en sitio sobre las fundaciones, parte de obra
ejecutada en España que no podía comprender como unos “sudacos” tenían tan alto
nivel tecnológico; las “ESTRUCTURAS TRANSFORMABLES”.
Tuvo una sólida manifestación en este proyecto. Diría Henrique: “El diseño, supervisión
de la fabricación del Pabellón ha sido una experiencia fascinante, por los temas
subyacentes, la “Arquitectura espectáculo”, la “Integración de las Artes”, “La
Arquitectura mensaje”, el desarrollo de nuevos componentes, la logística envuelta
en su realización y especialmente por la relación gratificante con las personas que
hicieron posible ésta obra”, lo diría en un documento libro: PABELLON DE
VENEZUELA EXPO 92 SEVILLA (Una aplicación de estructuras transformables),
documentación que queda como vestigio de una de las obras que por su importancia la
revolución debió conservar, era un mensaje, la “Arquitectura mensaje”.
Tuvo más suerte la “arquitectura circense”. El mensaje de la industrialización no estaba
en la mente de los izquierdistas burócratas.
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