Elisenda
Vila Planes
Altafulla, 23/12/2021
Este
primer documento de Máximo nos plantea el deseo y la necesidad de reactivar la
industria de la construcción en Venezuela de manera integral, como una
actividad económica del sector secundario que también contribuye a movilizar el
sector terciario, es amplia generadora de empleo y contribuye a la
diversificación .productiva
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este documento con el fin de contribuir a la discusión del renacer de la
economía en nuestro país, como aspecto fundamental de cualquier sociedad que se
proponga ser autónoma y acercarse a la auto sostenibilidad.
Máximo
nos dice que
“Europa contribuyó a formar la industria de la construcción y todavía puede
tener influencia”, que hay “necesidad de darle dirección a esa industria”,
“ordenar los procesos constructivos para lograr un mejor rendimiento”, “hacer
uso de equipos y materiales autóctonos” y, al mismo tiempo nos alerta, debemos
“estar atentos al reformismo” que anula la justicia social. Justicia que para
él solo se puede lograr en socialismo y en consecuencia es necesario trabajar en
ello simultáneamente adelantando la revolución cultural (formación política, económica,
ética, técnicas).
Apoya sus
planteamientos
destacando la importancia de las industrias de Guayana (acero, aluminio,
cemento, madera,…) como motores de la economía necesarios para la industria de
la construcción, los cuales actualmente se hallan casi improductivos, en
particular SIDOR, por lo que se hace necesario que esas plantas industriales alcancen
la plena producción y, así, la industria de la construcción vuelva a adquirir
la importancia que tuvo, ahora sin los vicios que se fueron desarrollando y las
llevaron a la actual situación.
Ante ese
documento de Máximo solo le solicito que nos diga cómo en socialismo “sería más
fácil” diversificar la economía, pues creo que además de los puntos esbozados,
que opino son claves, es importante dar pautas claras en la definición de las políticas
del sector secundario de la economía, así como a las articulaciones entre
sectores, dentro de un programa cohesionado y concertado que sea posible
políticamente y se haga factible económica y financieramente.
Por lo
tanto, espero que Máximo siga escribiendo sobre la industria de la construcción
en Venezuela, que llegó a ser un ejemplo de buena práctica profesional,
llegando nuestros trabajadores, de todos los niveles y aspectos del hacer
constructivo, a ser contratados por otras sociedades.
Es un impulso
importante,
que requiere ser escuchado por quienes definen las políticas dentro de una visión
de conjunto y no solo desde un punto de vista cuantitativo, para adelantar la
reactivación productiva del país pues, como dice Máximo “hay con que”. FIN.
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