Alejandro López Arocha
Las ciudades venezolanas, en general, provienen de reducidos asentamientos, digamos caseríos, que fueron expandiéndose a pueblos, ciudades pequeñas, intermedias y grandes, incluso conformando “conurbaciones” o secuencia de ámbitos urbanos como las hay en Anzoátegui, Carabobo, Aragua, Zulia, incluso la propia Caracas.
La gestión ortodoxa de ese crecimiento permitió la prevalencia de lo “moderno”, aunque tiene un significado más amplio, léase como moda y ajeno a nuestra realidad, eliminando las grandes condiciones de vida que se tenía en los pueblos, aún algunos las conservan, creando los grandes problemas actuales del desarrollismo urbano.
Se ha desechado la densidad y escala humana, el respeto y relación con las áreas naturales y de cultivos, la cercanía (a pie) de lo necesario a diario, la calle como extensión de la casa para la relación vecinal y comunal, hasta el clima, entre otros aspectos.
Hoy, en los llamados países desarrollados, europeos y de Norteamérica, está en el tapete, justamente eso. Volver a la ciudad de los 15 minutos, peatonizarlas, modificar el patrón de movilidad del carro particular por el de caminar, bicicletas, patinetas y buses.
Pareciera que todavía no hay conciencia de lo perdido, porque aún se entiende a la ciudad con enfoques muy estrechos. Sin real planificación ni concepción como un sistema político, social, espacial, económico, ambiental, productivo y territorial. Sin una estructura articulada y coordinada de poder (y decisiones) integral, comunal y autogestionaria.
Reiterando una vez más, la ciudad es la expresión de la sociedad, por ello, es vital revisar, validar, rectificar y reimpulsar la estrategia de ocupación del territorio y la transformación de la ciudades.
Y ello, bajo nuestra cultura, saberes, experiencias, así como de las especificidades y condiciones ambientales, económicas, productivas y tecnológicas. Mosca con lo efímero de la novedad o la moda, también con la visión (inercial) mercantil inmobiliaria y las gestiones dispersas y desarticuladas. Caracas es una región que va desde la Colonia Tovar hasta Barlovento, desde el Litoral central hasta los Altos Mirandinos y los Valles del Tuy. Entender este “detallito”, cambiaría radicalmente la visión urbana en Venezuela y abriría un camino transformador hacia el territorio y las ciudades que anhelamos.
Importante continuar insistiendo en la comprensión de la conformación de nuestras ciudades. Es tema de reflexión permanente
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