Hoy despedimos a otro icono de la generación que contribuyó a la construcción de la Ciudad Universitaria y luego fue maestro de muchas generaciones de arquitectos.
Nos separaban pocos años y no lo tuve como maestro durante mis años de estudiante de arquitectura.
Eran los años 50 del siglo pasado, momentos en los que se construía esa importante y emblemática obra de la modernidad, la nueva sede de la Universidad Central de Venezuela.
Juan Pedro Posani formaba parte de ese equipo de profesionales, artistas y estudiantes, coordinados por Carlos Raúl Villanueva, que construía, en el más amplio sentido de esa palabra una cultura de vida colectiva, es decir, urbana, a través de unas obras y ambientes en una nueva centralidad de la ciudad de Caracas.
Una ciudad que debía ser ejemplo del desarrollo de un país “bendecido” por la renta petrolera. Una ciudad que comenzaba a ser apropiada por la renta urbana derivada de las políticas gubernamentales y de la propiedad de la tierra. Una ciudad que crecía rápidamente.
Por esos corredores, salones, pasillos y ambientes de la universidad transitábamos y transitamos a diario con emoción y pertinencia, todos seres humanos diferentes, que nos cruzamos libremente, cada quien viviendo de distinta manera las instalaciones de la Ciudad Universitaria. Algunos sin saberlo adquiriendo una cultura urbana, el uso de un espacio colectivo adecuado a nuestro clima y a nuestra vida tropical y caribeña. Allí se muestra la tarea que realizaron seres humanos sensibles con los valores de justicia, de diversidad, de la arquitectura y de lo urbano.
Nuestra facultad, en esos años 50 crecía en reconocimiento y en su rol dentro de la sociedad venezolana, dejaba de ser una escuela más de la Facultad de Ingeniería, para convertirse con nombre propio en Facultad de Arquitectura y Urbanismo, a la que se le estaba construyendo su edificio.
Juan Pedro Posani fue profesor en las nuevas instalaciones y vivió plenamente la vida universitaria formando nuevas generaciones de arquitectos que lo consideraron siempre como un maestro y lo mantuvieron como un amigo.
Hoy nos dejó físicamente, más su legado queda, lamentamos su pérdida pues siempre aportó sus ideas con inteligencia y cultura en el ámbito de la facultad para luego transmitirlas a través de sus obras y discutirlas con sus alumnos.
Ahora que la Ciudad Universitaria y la misma Universidad Central de Venezuela vive un período triste de deterioro y declinación en muchos aspectos, deseo que el trabajo de maestros como Posani, Villanueva y tantos otros, sea recogido por las nuevas generaciones de arquitectos para construir una cultura tan amplia que abarque todo el país y deje también su huella en la construcción de una sociedad más justa y de nuevo emblemática. Que repose tranquilo Juan Pedro Posani, pues su misión continuará en manos de otros.
Elisenda Vila Planes
Caracas, 2 de noviembre de 2020
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