Desde la atalaya del sexto piso del Edificio Candelaria recuerdo ver de niño los torres del Centro Simón Bolívar y la Torre Polar, me atraían como emergían del paisaje. También de joven me gustaba pasear al Parque Los Caobos por distintas rutas.
Un día me llamo la atención una construcción que hacían al sur de la Avenida Bolívar : un inmenso galpón, me enteré que era un sitio donde se montaría un espectáculo con películas para celebrar el cuatricentenario de Caracas, era la estructura de Imagen de Caracas, recuerdo visitarla e impresionarme con sus pantallas que subían y bajaban y se confundían con imágenes proyectadas de caballos en guerra que después se volvían realidad saliendo entre las pantallas, después de ver ese espectáculo pensé: “yo quiero se arquitecto”, me interesan esas construcciones…
Cuando inicie mis estudios de arquitectura mi primera clase fue Introducción a la crítica arquitectónica. Solo años después descubriría que ese profesor era el mismo autor del dispositivo Imagen de Caracas que tanto me había atraído de joven: Juan Pedro Posani. Recuerdo su verbo incisivo en consonancia que inmediatamente relacioné con una de mis primeras desconcertantes lecturas de arquitectura que había encontrado en la revista cultural Papeles: Ha muerto la arquitectura. Con el tiempo admiraría a ese profesor nos cautivaba con sus polémicas intervenciones en el Auditórium de la facultad y con quien realizamos ya hacia fin de la carrera un fabuloso viaje a la China comunista un año antes de la muerte de Mao.
Años después Juan Pedro coincidió en ser mi vecino en Parque Central, compartimos pláticas y le compre su Motor Home que me permitió pagarle en cómodas cuotas mensuales, en ese vehículo descubrí con mi esposa y mi hija los bellos parajes venezolanos.
Gracias a la convocatoria de nuestro común amigo William Niño formamos parte de ese equipo iniciático que promovió la Fundación Museo de Arquitectura de activa promoción de la arquitectura en los museos y coincidimos en un viaje a Quito acompañando la participación venezolana en su Bienal Panamericana (de allí la foto). Me incorpore al Instituto del Patrimonio Cultural bajo su presidencia iniciando con su respaldo una de mis más recordadas experiencias profesionales impulsando con la comunidad local la Escuela Taller Niquitao en Trujillo dedicada al rescate del patrimonio edificado local.
Ahora trabajo en el Museo de Arquitectura que él creó y donde junto a Alejandro López y Elisenda Vila intentamos mantener vivo el lema que el dejó en esta casa: un museo para debatir. De Juan Pedro solo tengo bellos recuerdos. Mi abrazo solidario a sus hijos a quienes aprecio: Miguel, Andrea Ho y Paola.
Martin Padrón
04 de Noviembre 2020
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